Ricardo Varvelli, ideó una Regla de las cinco “Vs” para aumentar lo que él llama: el “marketing de uno mismo”. Parafraseo su tesis, pero orientándola al Posicionamiento de Imagen de un candidato, porque pienso que este tipo de mercadotecnia puede ser ilustrativa y educativa a la vez.
Las cinco “Vs” para el posicionamiento candidato son:
1) Verbosidad.
Que el candidato conozca las creencias, valores, actitudes y opiniones de su masa crítica de electores y sepa comunicarse con ellos mediante ideas que les resulten interesantes y atractivas, a fin de explicar, y convencer con facilidad; en el mismo sentido, que conozca los códigos socioculturales de sus votantes-meta, y los maneje con gran naturalidad; Que sepa expresarse con energía y claridad, con emoción, y siempre con un
gran dominio de sí mismo; Que su léxico no suene demasiado “político”; Que tenga o adquiera un timbre de voz agradable, una buena dicción y un tono discursivo que no sea plano ni aburrido.
Por el otro lado, verbosidad significa también – y esto se olvida mucho, pero es crucial- que aprenda verdaderamente a “escuchar”, y que sepa callar cuando sea oportuno. Preguntar: cómo, qué y por qué es una forma muy eficaz de mostrar nuestro interés y empatía con el interlocutor.
2) Vivacidad.
Significa en primer lugar que el candidato logre ser proactivo y sepa reaccionar con firmeza y prontitud, pero sin perder el estilo; Que denote la mayor parte del tiempo agudeza mental y energía en todos sus movimientos; Que le imprima a su propio comportamiento rapidez, gracia, ingenio, prontitud, decisión, intensidad, etc. Vivacidad, entonces significa mantener una actitud energética y proactiva hacia las cosas.
3) Visibilidad.
En pocas palabras significa que sepa “exponerse”: estar en el lugar adecuado en el momento preciso, junto a las personas correctas (en función de su estrategia de posicionamiento); Lograr que los medios de comunicación vistos, escuchados o leídos por sus votantes-meta le den buena cobertura a sus actividades; Asistir a eventos públicos importantes en su localidad u orientados a los medios, pero sólo a aquéllos que sirvan para reforzar su posicionamiento de imagen o cuando menos que no sea potenciales obstáculos. Así pues, asistir a eventos considerados “elitistas” o “alta sociedad” puede ser contraproducente para un candidato que quiera posicionarse como alguien del pueblo, esforzado, etc. Mostrar su generosidad y compromiso social asumiendo responsabilidades significativas externas y adicionales a su trabajo político (de preferencia con anticipación suficiente para no desacreditar su esfuerzo). Por citar algunos ejemplos: presidencias honorarias de hospitales, organismos culturales o de promoción del desarrollo, trabajo voluntario en instituciones que sirven a causas con las que el o la candidata concuerdan; apoyo a deportistas, o artistas locales, etc.; Cultivar su sentido de la oportunidad, pero sin caer en el oportunismo. Para ello, debe dejarse ver con personas socialmente reconocidas y respetadas y procurar ser asociado con ellas, pero hacerlo con inteligencia y sin que se note su desmedido interés por “salir en la foto”. Tratar de individualizarse y destacar en ocasiones diversas, pero sin ser, como se dice en México, “el ajonjolí de todos los moles”. Recordar que la sobreexposición también puede ser dañina.
En suma, visibilidad significa salir del anonimato; mantener una imagen pública activa e impecable y permitir que salgan a la luz pública elementos favorables de su vida privada.
4) Vitalidad.
Que el candidato cuide y se ocupe activamente de su propia salud física, mental emocional y espiritual, así como de la de aquéllos que lo rodean (incluyendo su equipo de trabajo); Que cultive la serenidad y sepa transmitirla al exterior; Que pueda preservar la mayor armonía posible en su ámbito privado y aprenda a manejar el estrés, la emotividad, y la fatiga destructivas; En pocas palabras, vitalidad se refiere mantener una buena calidad de vida y a conservar en equilibrio sus distintos componentes.
5) Vestibilidad.
Como es obvio, supone que el candidato tenga una apariencia adecuada y sepa vestir bien, pero no sólo de acuerdo con lo que le hace lucir mejor desde el punto de vista estético, sino más importante, en función de aquello que lo hace más creíble y atractivo como candidato.
Implica un conocimiento certero sobre las propias debilidades y fortalezas en la propia apariencia, pero sobre todo claridad respecto a cuál es el mensaje que desea transmitir a los electores (sobre todo a los que constituyen sus segmentos estratégicos), incluso con un golpe de vista.
Qué atributos de imagen quiere resaltar; y particularmente encontrar esas dos o tres “etiquetas” que quiere que sirvan como “anuncios luminosos” en los atajos mentales de los votantes potenciales. de moda o anticuado.Supone un análisis y una determinación acerca de su guardarropa estratégico y del uso de ciertos símbolos en la indumentaria que refuercen los atributos de imagen deseados.
Tratar de no estar “pasado de moda”, pues si uno se ve pasado de moda, es fácil que le resto de las personas piensen que nuestras ideas también lo están; Tampoco se trata de estar al “ultimo grito de la moda”; porque las modas son efímeras y costosas, y porque generalmente están diseñadas para cuerpos perfectos y para cánones culturales y de belleza que no necesariamente son los propios.
Es mucho más deseable que el candidato aprenda a crearse un estilo propio y a mantenerse “fuera de la moda”, a fin de alargar su vigencia, y su permanencia, de modo que el paso de los años sea menos notorio. La idea es que, por ejemplo, si un medio de comunicación publica una “foto de archivo”, el candidato siga siendo claramente reconocible y nadie haga mofa de algún evidente cambio externo. Recordemos que ridiculizar es una poderosa herramienta de antipropaganda.
Poner atención en los detalles: desde los zapatos, y calcetines, hasta las corbatas, y la joyería. En general, mientras menos será mejor. En suma, aprender a encontrar un estilo y escoger ciertos colores, telas,
diseños, accesorios, peinado y algún “identificador” o “emblema” adecuados para su posicionamiento de imagen. Por ejemplo, que si quiere proyectar mayor autoridad, elija tonos obscuros; que si es bajo de estatura o quiera verse más delgado, evite usar ropa líneas horizontales o combinaciones contrastantes entre el pantalón y la camisa; que si quiere identificarse con los jóvenes, evite verse pasado de moda o anticuado.
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